
¡Ya todos lo sabemos y lo sufrimos! Los incendios forestales que arrasaron las sierras de Córdoba en este 2024 se encuentran entre los más devastadores registrados en la región en los últimos años, afectando a casi 70.000 hectáreas de bosque nativo. Según el informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación, CONAE y del Sistema Nacional de Manejo del Fuego estima que serían más de 43.000 las hectáreas de bosque nativo y pastizales que han sido destruidas en Punilla y Calamuchita durante el mes de septiembre.
Sin embargo, este informe advierte que la provincia de Córdoba totaliza a la fecha unas 69.000 hectáreas devoradas por grandes incendios en el 2024, que se suman a las 40.000 hectáreas que se vieron afectadas en 2023; totalizando más de cien mil hectáreas afectadas.
Estos incendios son alimentados por una sequía prolongada, los fuertes vientos y por factores antrópicos; los cuales no solo destruyeron vastas áreas de vegetación, sino que también dejaron profundas cicatrices en la biodiversidad y los suelos, amenazando la estabilidad ecológica y la vida de las comunidades locales.
Ahora, la Provincia y comunidad, enfrentan el reto monumental de la recuperación de estas tierras arrasadas, un proceso que, según los expertos, puede extenderse por décadas. Al indagar sobre el impacto ecológico de los incendios y en ¿cuánto tiempo tardará la recuperación?, las respuestas son poco alentadoras.
Para la doctora en Ciencias Biológicas, Romina Torres, experta en restauración ecológica, al ser entrevistada por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Córdoba sobre los incendios del 2020, indicó que la vegetación puede tardar en recuperarse hasta 3 décadas.
Según indicó, la recuperación de un ecosistema devastado por el fuego no es simplemente una cuestión de tiempo, sino de complejidad. la vegetación leñosa tiene cierta capacidad de rebrote, lo que permite vislumbrar los primeros signos de recuperación en los próximos años. «El rebrote es una señal alentadora», dice Torres, «pero es un proceso frágil que puede ser interrumpido fácilmente por actividades humanas como la ganadería o nuevos incendios».
Detalló la científica que, aunque las primeras señales de recuperación pueden observarse en un periodo de uno a tres años, la restauración total del ecosistema, incluyendo su fauna, suelos y funcionalidad, puede tardar entre 20 y 50 años, aproximadamente.
Golpe a la biodiversidad
Por otro lado, agregó la doctora Torres, que la pérdida de biodiversidad tras los incendios es otro golpe devastador para el ecosistema de las sierras de Córdoba, una de las regiones con mayor diversidad biológica de Argentina. Como es sabido, miles de aves, pequeños mamíferos, insectos y reptiles han perdido sus hábitats, y muchas especies no han logrado sobrevivir. “El impacto en la fauna es uno de los aspectos más críticos y difíciles de revertir”, señaló.
Otros estudios recientes indican que especies como el zorro de monte y varias especies de aves nativas sufrieron importantes bajas, lo que pone en peligro su capacidad de recuperación a largo plazo.
De igual manera, apuntó la científica que la regeneración de la vegetación no es homogénea. Explicó que mientras que algunas especies leñosas tienen la capacidad de rebrotar, otras no pueden recuperarse sin la intervención humana.
Las especies invasoras pueden aprovecharse de la situación, colonizando áreas dañadas y complicando aún más el retorno del equilibrio ecológico. “Los resultados de nuestros estudios indicaron que entre el 70% y el 100% de las especies leñosas nativas tuvieron la capacidad de sobrevivir y rebrotar”, dijo.
Sin embargo, según informes de la Defensoría del Pueblo de la Nación, CONAE y del Sistema Nacional de Manejo del Fuego; en muchas zonas de las sierras, donde el fuego ha sido recurrente, la capacidad de rebrote se ha visto gravemente reducida, lo que plantea un reto mayor para los esfuerzos de restauración.
Restauración del ecosistema: un proceso largo y complejo
Otro factor crucial, destacó la doctora Torres, es la erosión del suelo, otro de los impactos más devastadores de los incendios. Señaló que las altas temperaturas y la falta de cobertura vegetal tras el fuego hacen que el suelo quede expuesto a la acción de las lluvias, que en regiones montañosas como las sierras de Córdoba pueden ser intensas.
Esta erosión degrada la capa fértil del suelo, retrasando el crecimiento de nuevas plantas y comprometiendo la capacidad de retención de agua del terreno, lo que a su vez afecta el suministro de agua a las comunidades locales.
«El suelo quemado puede tardar décadas en recuperar su fertilidad», señala Torres. La restauración de la estructura del suelo, la microfauna y los procesos biogeoquímicos esenciales es un proceso extremadamente lento. Sin una capa de suelo fértil, cualquier intento de restauración ecológica enfrenta grandes dificultades.
Sin embargo, la reforestación debe ser abordada con cautela. Torres advierte que la reforestación artificial en suelos recién quemados puede ser contraproducente si no se realiza bajo estrictos criterios científicos.
“Si debemos decidir entre reforestar o dejar que el bosque nativo se recupere solo, lo ideal sería esta última opción, siempre acompañando y protegiendo ese rebrote. Protegerlo significa no colocar cerca la ganadería, porque los animales comen ese rebrote y retrasa el crecimiento. También es difícil plantar en una zona donde hubo fuego porque es un lugar inhóspito, con temperatura de suelo muy alta, con poca protección de otra vegetación leñosa y con mucha vegetación herbácea que puede competir con lo que plantamos”, indicó.
Al mismo tiempo, destacó “la reforestación no es la primera opción, pero puede ser una posibilidad en lugares donde haya habido muchos fuegos durante diferentes años y ya se ha perdido la vegetación leñosa. En estos casos, puede haber una transformación del bosque en un matorral o un pastizal, y puede ser conveniente reforestar, aunque no inmediatamente después del incendio”, puntualizó la investigadora.
Remediación
Por su parte, según comunicado oficial del gobierno de Córdoba, han lanzado un Programa de Remediación Social, Productivo y Ambiental, liderado por el gobernador Martín Llaryora, con un presupuesto inicial de 15 mil millones de pesos, que abarca tanto la recuperación ambiental como el apoyo a las comunidades afectadas, especialmente en áreas donde la economía depende del turismo, como Capilla del Monte y Villa Yacanto. Este plan también contempla la implementación de políticas preventivas más estrictas para evitar incendios futuros, como la creación de cortafuegos y la restricción de actividades que puedan representar un riesgo en áreas forestales.
Finalmente, los incendios forestales en Córdoba ocurridos en los últimos cinco años han causado una devastación significativa en el paisaje natural y han revelado la urgente necesidad de un cambio profundo en la relación entre las comunidades humanas y su entorno. Es esencial que las autoridades reconozcan esta realidad y actúen en consecuencia.
Brigitte Hernández Escalona
Grupo Matices / @uncafecitoconbri