En el marco del 29 de agosto, Día del Árbol, Córdoba reafirma su compromiso con la regeneración ambiental y la adaptación al cambio climático mediante un plan de forestación innovador, estratégico y profundamente comunitario. En un contexto donde el calor extremo, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad impactan cada vez más a las ciudades, plantar un árbol deja de ser un gesto simbólico para convertirse en una verdadera acción climática, capaz de transformar el entorno y mejorar la calidad de vida urbana.

En este sentido, desde la Municipalidad de Córdoba se impulsa un ambicioso Plan Forestal Urbano que apunta a reforestar espacios públicos, bulevares, avenidas y veredas de barrios con especies adaptadas al entorno, priorizando árboles nativos. Pero este no es un simple operativo de plantación masiva. Cada ejemplar se coloca de manera planificada, considerando las características del lugar, la dimensión del espacio y el impacto paisajístico, con un enfoque que busca ser adecuado, eficaz y eficiente.

El plan no solo apunta a mejorar la calidad ambiental, sino también a recuperar el paisaje urbano, reducir el impacto del cambio climático, y mejorar la salud de la población. Como señalan, un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de CO₂ al año, reducir entre 2 y 8 ºC la temperatura ambiente, regular el flujo de agua, y filtrar contaminantes. Además, brinda refugio y alimento a la fauna local, como aves, mariposas y polinizadores nativos como los colibríes. La ciudad se vuelve más habitable y más viva.

Un plan que combina ciencia, vecinos y naturaleza

La particularidad de este programa es su dimensión participativa y educativa. Cada plantación va acompañada de una campaña de concientización puerta a puerta, a cargo de becarios de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, jóvenes voluntarios y promotores ambientales comprometidos con el futuro verde de la ciudad.

No se trata solo de poner árboles, sino de crear comunidad alrededor de ellos. Se conversa con vecinos, se explica por qué se elige determinada especie, se los invita a cuidar el ejemplar, y se genera un vínculo afectivo con ese nuevo habitante vegetal del barrio.

Además, la selección de especies se basa en un estudio técnico que clasifica los árboles nativos según su tamaño y el ancho de la vereda, garantizando que no generen problemas en el futuro ni para las veredas ni para las viviendas. Esta lógica de compatibilización entre infraestructura y naturaleza urbana marca un antes y un después en la planificación del arbolado público.

El uso de especies nativas es otro eje clave del plan: no solo se adaptan mejor a las condiciones climáticas locales y requieren menos mantenimiento, sino que tienen sistemas de raíces menos invasivos, mayor resistencia a plagas, y un valor cultural que conecta con la identidad cordobesa. Algarrobos, pezuñas de vaca, chañares, tuscas y molles son algunas de las especies que hoy vuelven a ser protagonistas del paisaje urbano.

Bosques de bolsillo: pequeños grandes ecosistemas urbanos

Una de las iniciativas más originales del Plan Forestal es la creación de “bosques de bolsillo”: pequeños espacios dentro de parques o franjas verdes donde se recrea el monte nativo. Allí, vecinas y vecinos aprenden a recolectar semillas, hacerlas germinar y cuidar los brotes hasta que se conviertan en árboles sanos.

Estos microbosques son verdaderas aulas vivas: promueven la biodiversidad, permiten observar procesos ecológicos, y enseñan que con pequeñas acciones comunitarias también se puede restaurar lo que alguna vez se perdió.

Su presencia, además, tiene beneficios medibles: ayudan a enfriar el aire, capturar carbono, retener agua de lluvia, y atraer polinizadores como abejas y colibríes. Son pulmones en miniatura, pero con un gran impacto. Por ello, celebrar el Día del Árbol es hoy también celebrar el futuro.

En una Córdoba que apuesta por integrar la infraestructura con la naturaleza, por pensar cada vereda como un ecosistema y cada barrio como un paisaje a restaurar, la forestación deja de ser una acción aislada y se convierte en política ambiental inteligente y humana. Sin dudas, plantar árboles hoy es preparar la ciudad del mañana. Una más fresca, más saludable, más habitable. Pero, sobre todo, una ciudad donde las raíces no solo sostienen árboles; sino también vínculos, comunidad y esperanza.

Brigitte Hernández Escalona

Grupo Matices / @uncafecitoconbri