
En las últimas semanas, los incendios forestales en la Patagonia argentina han alcanzado niveles alarmantes, afectando a vastas extensiones de bosque y poniendo en riesgo la biodiversidad y las comunidades locales. Para entender esta crisis, acudimos a la información recopilada por la periodista especializada Tais Gadea Lara, junto a Valentina Popovici, quienes han informado el avance de los focos de incendios activos hasta la última semana de febrero.
En este sentido, las reporteras climáticas destacaron que en Río Negrohay 10.129 hectáreas afectadas en Los Manzanos y más de 635 en El Manso, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Además, 2.700 hectáreas han sido consumidas en la zona de confluencia de los ríos Blanco y Azul, en El Bolsón. En tanto, en Chubut, se mantienen focos en 3.530 hectáreas, entre Epuyén y 3.330 en Río Pico. En tanto, en Neuquén,los focos abarcan 2.651 hectáreas en Valle Magdalena, dentro del Parque Nacional Lanín.
La rápida propagación de estos incendios se debe a una combinación de factores climáticos y humanos. Se estima que el 95% de los incendios en Argentina son provocados por actividades humanas, desde descuidos como fogatas mal apagadas o colillas de cigarrillo arrojadas en el bosque, hasta incendios intencionales vinculados con el avance de la frontera agropecuaria y el desarrollo inmobiliario.
Factores que intensifican los incendios
Si bien el cambio climático no es la causa directa de los incendios, sí crea condiciones propicias para su expansión. Las temperaturas elevadas, la sequía extrema y la disminución de precipitaciones generan un ambiente seco donde el fuego se propaga con facilidad.
A esto se suman otros factores, como la presencia de especies exóticas inflamables (como los pinos) y fuertes vientos que avivan las llamas, haciendo que el combate contra el fuego sea aún más complejo. En tal sentido, las acciones individuales y colectivas pueden marcar la diferencia en la lucha contra los incendios forestales y la mitigación de sus impactos.
Algunas medidas clave incluyen:
- Si estás en la Patagonia:
- Seguir las indicaciones de las autoridades locales y respetar la prohibición de hacer fuego en áreas protegidas.
- No encender fogatas en bosques, playas o zonas con vegetación seca.
- Ante la detección de humo o fuego, llamar inmediatamente al 100 (bomberos) o al 911 (emergencias).
- Difusión y apoyo:
- Compartir información sobre la emergencia para visibilizar la situación y fomentar la acción gubernamental y social.
- Seguir y difundir las actualizaciones de organizaciones que trabajan en la protección del ambiente, como Amigos de la Patagonia o Patagonia Film.
- Donaciones y asistencia:
- Aportar recursos económicos a organizaciones como Fundación Sí, que brinda apoyo a familias afectadas.
- Donar insumos esenciales (agua, alimentos no perecederos, insumos médicos) en puntos de recolección como las estaciones del Tren Patagónico.
- Participar en iniciativas de reconstrucción de viviendas y restauración ambiental.
6 claves para la restauración ambiental
Re-pensar y activarse en la restauración de estas zonas afectadas es clave. En este sentido, la Red de Restauración Ecológica Argentina – Nodo Cordillera ha difundido una serie de recomendaciones para garantizar una recuperación efectiva de los ecosistemas afectados por los incendios.
La restauración debe realizarse con base en conocimientos científicos y planificación a largo plazo, evitando intervenciones apresuradas que puedan generar más daños.
1. Protección del suelo
El suelo es la base de la regeneración natural del ecosistema. Para evitar su erosión y compactación, es clave:
- Restringir el tránsito de personas y vehículos sobre áreas quemadas.
- Evitar la presencia de ganado en la zona afectada.
- Utilizar ramas o material vegetal para reducir la velocidad del agua y retener semillas.
2. No plantar sin planificación
Muchas veces, la urgencia por “reverdecer” las zonas incendiadas lleva a reforestaciones apresuradas que pueden ser contraproducentes. En lugar de plantar sin criterio, es preferible:
- Proteger los brotes naturales que surjan espontáneamente.
- Evaluar el estado del ecosistema y definir qué especies y áreas requieren intervención.
- Implementar la reforestación solo bajo criterios técnicos que garanticen su éxito.
3. Control de especies invasoras
Las especies exóticas invasoras, como los pinos introducidos, pueden expandirse rápidamente y competir con la vegetación nativa. Para evitarlo:
- Identificar y eliminar estas especies antes de que sus semillas se propaguen.
- Controlar su crecimiento en áreas urbanas cercanas a bosques nativos.
4. Recolección de semillas nativas
Recolectar semillas de especies autóctonas y documentar su procedencia es clave para futuras reforestaciones. También se pueden producir plantines en viveros locales para utilizarlos en la restauración de las áreas afectadas cuando sea necesario.
5. Dejar los árboles quemados
Aunque puedan parecer inútiles, los árboles calcinados cumplen una función ecológica fundamental. Proporcionan sombra y refugio para especies de fauna silvestre, además de contribuir a la regeneración del suelo mediante la descomposición de la madera.
6. Educación y participación comunitaria
La recuperación ambiental es un proceso colectivo que requiere educación y compromiso ciudadano. Para ello:
- Informarse y participar en proyectos organizados por profesionales.
- Promover la educación ambiental en las comunidades locales.
- Apoyar políticas públicas de gestión forestal sostenible y prevención de incendios.
Urgen políticas de prevención
Las respuestas gubernamentales ante incendios suelen intensificarse cuando las llamas ya están consumiendo hectáreas de bosque. Sin embargo, la clave para evitar estos desastres radica en la prevención. Es urgente que las políticas ambientales de Argentina incorporen medidas efectivas de manejo del fuego, control del uso de la tierra y adaptación al cambio climático.
Entre las estrategias prioritarias se encuentran:
- Mayor control y sanciones contra incendios intencionales.
- Programas de concientización para turistas y residentes en zonas de riesgo.
- Restauración planificada de ecosistemas degradados para reducir la vulnerabilidad ante el fuego.
Finalmente, el compromiso de la ciudadanía, junto con el trabajo de especialistas y la acción gubernamental, serán claves para enfrentar este desafío y garantizar la protección de los ecosistemas patagónicos en el futuro.
Por Brigitte Hernández Escalona
Grupo Matices/ @uncafecitoconbri
Fotos/ Internet
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