Agosto siempre nos convoca a detenernos, mirar hacia atrás; pero, sobre todo, hacia adelante. Es un mes de memoria viva, atravesado por fechas que nos interpelan como de vínculo social. Cada 17 de agosto, desde Matices, recordamos a José de San Martín no solo como prócer o estratega militar, sino como un pensador profundo que imaginó una patria libre, justa y digna. Su legado no termina en la gesta libertadora: nos empuja todavía hoy a construir el país que soñó, uno que proteja a sus hijos, cuide su tierra y piense en las generaciones que vendrán.
San Martín sabía que la verdadera libertad no se agota en lo político. También es social, económica y —lo diríamos hoy con claridad— ecológica. Entendía que, sin una tierra fértil, sin educación, sin justicia social, la libertad se vuelve una promesa vacía. Este agosto, su pensamiento vuelve a latir con fuerza, especialmente cuando enfrentamos desafíos urgentes como la crisis ambiental, el cambio climático y la desigualdad en el acceso a los recursos.
En ese contexto, celebramos con entusiasmo el nuevo plan de forestación urbana que la ciudad de Córdoba pone en marcha, que se destaca en el marco del Día del Árbol, conmemorado cada 29 de agosto. Este plan municipal contempla la creación de bosques de bolsillo en distintos barrios, en un esfuerzo por incorporar criterios de sustentabilidad, especies nativas y participación comunitaria. Porque plantar árboles también es defender la patria, desde las raíces.
Y si hablamos de futuro, no podemos dejar de mencionar a quienes lo habitarán: las infancias. Este mes también celebramos el Día de las Infancias, y en ellas reconocemos no solo a herederos del planeta, sino a protagonistas activos del presente. Desde sus escuelas, sus casas, sus barrios, los chicos y chicas ya nos enseñan con sus gestos, sus preguntas y su curiosidad incansable. Nos recuerdan algo esencial: que el cambio no empieza mañana, sino hoy, y que cada pequeña acción tiene el poder de germinar en algo mucho más grande.
No obstante, mientras sembramos futuro, el planeta nos lanza señales de alerta. El 24 de julio fue el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra: la fecha en que la humanidad agotó todos los recursos naturales que el planeta puede regenerar en un año. A partir de ese día, vivimos en “crédito ecológico”, consumiendo más de lo que la Tierra puede reponer. Es una señal contundente de que el modelo extractivista y lineal que sostenemos nos está empujando hacia el colapso. Y no podemos —ni queremos— mirar hacia otro lado.
Por eso, desde Matices entendemos que agosto no es solo un mes de conmemoraciones, sino también una brújula ética y ambiental. Nos recuerda de dónde venimos, pero sobre todo nos exige decidir hacia dónde queremos ir. El legado de San Martín nos inspira a defender nuestras fronteras, sí, pero también nuestros bosques, nuestros suelos, nuestros ríos, nuestra biodiversidad. A liberar territorios, pero también a liberar conciencias. A enseñar que el verdadero patriotismo, en el siglo XXI, también se escribe con hojas verdes y raíces profundas.
Desde este equipo, renovamos nuestro compromiso con esa patria posible: la que se planta, se cuida y se sueña entre todos.
Equipo Revista Matices