Cada 5 y 11 de diciembre, el mundo conmemora el Día Mundial de los Suelos y el Día Internacional de las Montañas, respectivamente. Estas fechas no son solo celebraciones simbólicas, sino un llamado urgente a proteger dos ecosistemas esenciales para el equilibrio ambiental: los suelos y las montañas.

En la provincia de Córdoba, ambos ecosistemas son pilares para la biodiversidad y la regulación climática, siendo hogar de especies endémicas y esenciales para las actividades humanas.

Como sabemos, el suelo no es simplemente tierra. Es un recurso vivo, compuesto por minerales, materia orgánica, microorganismos y agua, que funciona como base para la producción agrícola, la filtración del agua y la regulación de carbono. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 95% de los alimentos proviene directa o indirectamente del suelo, lo que demuestra su importancia para la seguridad alimentaria global.

Córdoba presenta una diversidad de suelos que reflejan su geografía variada, siendo los más destacados:

Estos ecosistemas suelen ser degradados por las actividades humanas, como la deforestación y el sobrepastoreo, las cuales los mantienen bajo amenaza. En efecto, según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), más del 50% de los suelos de la provincia muestran signos de erosión severa.

Por su parte, el ecosistema de montañas representa el 27% de la superficie terrestre y provee agua potable al 60% de la población mundial. En Córdoba, las Sierras de Córdoba no solo embellecen el paisaje, sino que cumplen funciones vitales como la regulación del ciclo hídrico y el mantenimiento de la biodiversidad.

El sistema montañoso de Córdoba se divide en tres cordones principales:

Por otro lado, las montañas de Córdoba representan un refugio de especies endémicas y amenazadas, como el guanaco (Lama guanicoe), considerado vulnerable, que encuentra en las Sierras Grandes un espacio para sobrevivir. Además, estas áreas montañosas actúan como reguladores del clima al capturar carbono en sus suelos y vegetación.

Tanto suelos como montañas están intrínsecamente conectados. Los suelos en las montañas actúan como esponjas que almacenan agua y nutrientes, esenciales para las cuencas hidrográficas de Córdoba. La degradación de estas áreas no solo afecta la biodiversidad, sino que también incrementa el riesgo de inundaciones y sequías. De allí la importancia de su preservación.

Brigitte Hernández Escalona
Grupo Matices / @uncafecitoconbri